martes, 29 de mayo de 2012

Breathtaking Nueva Zelanda: Isla Sur

La isla sur me hizo despejar la duda sobre cambiar mi billete y quedarme unos días más por el país. Si los días en el norte ya me habían parecido espectaculares, la isla sur ha elevado esta sensación a la máxima potencia.

Llegué el mediodía del día 19 de Mayo a Picton. Ya la entrada a la isla sur es como ir en un pequeño crucero que nada tendría que envidiar a lo que se hace en los fiordos en Noruega. Di un pequeño paseo por el pueblo y recargué de gasolina a Jucy (unos 12 litros cada 100 km, una auténtica ruina esta mujer). 

De Picton a Kaikoura. El lugar donde podría ver ballenas. Pero antes de llegar debía parar en un punto que había visto en una guía, "Ohau point". Ahí desde un pequeño mirador podía contemplar una colonia de leones marinos que había ocupado ese punto como lugar de descanso. Pero lo mejor fue, lo que descubrí gracias a Regina y Sven, una pareja de alemanas, y Vero, otra chilena que conocí en el hostal donde pagué esa noche por ducharme y cocinar de forma normal. Ellos me hablaron de otro lugar casi unos metros antes de Ohau. El día que me iba de Kaikoura lo busqué y casi me caigo de espaldas cuando doy con una cascada donde un grupo de unas 50 o 60 focas saltaban de un lado para otro, jugaban entre ellas o simplemente descansaban en una roca. Su parque acuático particular. 

El día siguiente me tocó la excursión para ver las ballenas, bueno en realidad las colas de ballenas. Porque realmente es lo más que se puede ver. Aún así creo que merece la pena. Es una gozada estar tan cerca de un animal tan imponente. Me hubiera gustado ver alguna más pero bueno así es la naturaleza. No tiene por qué tener en cuenta que tú hayas pagado 130$. Ese día lo compartí con Vero a la que espero ver estos días en Auckland. De Regina y Seven me había despedido en la mañana. A él lo dejé desayunando cervezas para olvidar que a veces la suerte no siempre está de tu lado. Su Bayern había perdido la final de la Champions.

De la costa este a la oeste, con una noche de por medio en un pueblito llamado "Hammer Spring". Ahí pasé frío. Dormí junto a lo que yo creo que era un campo de golf. Cuando me desperté lo que era verde, era ahora blanco. 

En la costa oeste los objetivos eran hacerme la caminata por el glaciar, "Fox Glacier", el "Franz Jocef" sólo permitía visitas en helicópteros, y hacerme el crucerito por "Milford Sound", en el "Parque Nacional Fiorland". Pero antes me tocaba conducir desde "Greymouth" hasta esa zona. Y merecía la pena. Hacía unos días había leído en un anuncio que Nueva Zelanda tiene de todo para disfrutar del mejor viaje por carretera, exepto eso mismo, carreteras. Bueno, ir de Greymouth hasta la zona de los glaciares pone la piel de gallina. Es el trayecto más bello por el que he podido conducir en mi vida. Aunque la pregunta sería: "Y que no es bonito en este país?".

El paseo en el Fox Glacier fue, pues no sé. No es algo común tener delante de tus narices un bloque de hielo inmenso encajado entre las montañas. Nos algo normal, poder caminar por ese hielo y descender por sus grietas. Pues eso mismo. Una experiencia extraordinaria. Ahí conocía a Lucía, una de las guías, argentina, en breve se iba con su novio a Europa, primero Islandia, luego Inglaterra. Con ella acabé hablando de la crisis. A Argenita y España no solo las unen una lengua, tenemos muchas más cosas en común. Pero me resulta curioso que hace 4 años, cuando viajaba por Centroamérica me preguntaran por la selección de fútbol, me felicitaran por la Eurocopa. En este viaje digo que soy español y lo siguiente es: "Está difícil la situación económica en tu país no?". Pues sí, algo he escuchado.

El sábado 26 de Mayo hice la excursión el Milford Sound. Esta vez compartí con un surcoreano que se hacía llamar Damon, su nombre era impronunciable para el resto de mortales no coreanos. Éste si me preguntó por el fútbol español. El Milford Sound es el resultado de la acción del glaciar. Es lo que queda cuando éste ha desaparecido. Es decir un fiordo. Si el tiempo hubiera acompañado se hubiera podido disfrutar más. Sin embargo puedo decir que es otro paisaje "breathtaking".

Las dos últimas noches antes de volar hoy a Auckland las he pasado en Queenstown. Ahí he tropezado con una ciudad enclavada entre montañas y el "lago Wakatipu". Un parque de atracciones para adultos: jet boat, sky dive, bungi jump, y otras actividades que a más de uno le provocaría un infarto. Queenstown es bella y tiene vida. Es una ciudad para disfrutar un tiempo. Al contrario que otras en las que he ido parando, como Wanaka o Te Anau que a pesar de ser también muy encantadoras, resultaban algo demasiado tranquilas. Queenstown lo embarca todo, belleza, lugares para salir, para cenar, y frío, mucho frío. La primera noche viví una de esas situaciones graciosas. En el camping donde me quedaba vi en la oscuridad que se me acercaba alguien. Me empieza a preguntar por el coche. 10 minutos hablando en inglés, hasta que el hombre se da cuenta que mi acento no era precisamente de Oxford. Que de donde era yo me pregunta. Español. El de Sevilla. Llevaba 7 meses viajando por Asia, Australia y ahora Nueva Zelanda. Lo menos que me esperaba, tropezarme con un españolo viajando exactamente de la misma manera que yo, con el mismo coche y solo. Hay muchos aventureros en este mundo.

Mostrando todo su poderío

Que no me grites!!!

Llegando a Kaikoura

Momento respiración ballenil

Cola de ballena


Que mejor sitio para echar la siesta

Casi le dejo ciega pero a que es guapa

Okarito Lagoon

Posando con un fondo increíble

Dave y Lucía, mis guías en el Fox Glacier

De esto no hay en Gran Canaria


Atardecer en el Fox Glacier



Otro atardecer pero en el Lago Wanaka


Milford Sound

Damon el surcoreano y Josito


Lago Wakatipu en Queenstown

Una parte de Queenstown


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