jueves, 18 de diciembre de 2014

Simplemente boricua

"En esta hermosa isla, hasta donde alcanzo a ver, el sol tibio con dedos dorados despierta suavemente el amanacer..."

Así empieza un pequeño cuento ilustrado sobre Puerto Rico. Un libro que narra la historia de un niño taíno en el paraíso tropical de la isla de Borikén. Posiblemente una estampa parecida a la que encontró Cristóbal Colón cuando pisó por primera vez la isla el 19 de noviembre de 1493. Una imagen que como muchas, comenzó a desaparecer justo en ese preciso momento. Pero bueno, eso es otra historia.

Hacía mucho tiempo que me planeaba por la cabeza visitar Puerto Rico. No podía dejar escapar la oportunidad de conocer el país boricua, ése del que tan bien había oído hablar. Aquel, que hace unos años había aparecido en uno de esos curiosos estudios como "el país más feliz del mundo". Así que aprovechando uno de los los puentes que nos regala Francia en el mes de Mayo, decidimos darnos un pequeño salto el 08 de mayo. Ahí estábamos Rubo, alias "El Nazareno", el pequeño Lesmes, alias "El Madrileño" y Josito alias "El Canario".

Jugada del destino, o premio de la propia lotería que conlleva la experiencia de viajar, cuando aterrizamos el cielo parecía desmoronarse sobre nuestras cabezas. Después de 6 horas de retraso en el aeropuerto de Dominica, era lo que nos faltaba para completar el primer día. Tomamos un taxi y llegamos a nuestro alojamiento "backpacker". No podía ser de otra manera. Esa noche fue mi primer contacto con un plato típico en la cocina puertorriqueña, el Mofongo. Hasta el nombre me gusta. Plátano verde frito machacado en un mortero y relleno de lo que quieras, verduras, pollo, cangrejo, camarón, o de carne. Tan sencillo, tan delicioso.

Nuestro primer día completo lo dedicamos a visitar el "Castillo San Felipe del Morro" o simplemente "el Morro". El paseo por la fortaleza construida por los españoles y con forma de cabeza de toro, nos tomó alrededor de toda la mañana. Un tiempo que pasé, como muy pocas veces en mi vida, sin comer ni beber. Supuse que aquello era una especie de prueba de superación quetenía que afrontar. Un nuevo reto, un nuevo aprendizaje, y es que según "El Nazareno" comer y dormir, son una pérdida de tiempo. Curiosa teoría.

Castillo San Felipe del Morro

Vista de San Juan desde el Castillo

Las banderas de Estados Unidos, Puerto Rico y la Cruz de Borgoña
   
San Juan, como la mayoría de las ciudades posee un barrio antiguo, aquel que por norma general supuso el primer asentamiento. Adentrarse en las callejuales del Viejo San Juan fue como teletransportarme a Vegueta. Sin darme cuenta estaba paseando por el barrio fundacional de Las Palmas de Gran Canaria; aquel donde las tropas de Juan Rejón erigieron en el año 1478 el Real de las Tres Palmas. Y por esas calles pasamos gran parte del tiempo. Pero San Juan no es únicamente eso. Alternamos por el castillo de San Cristóbal, otra fortificación española, Isla Verde, Condado, zonas puramente turísticas, disfrutamos de la dulzura de su gente, qué ganas tenía de sentir nuevamente el calor latino.  No hay otro igual. Fuera de San Juan llegamos al radiotelescopio de Arecibo, uno de los exteriores de la película de James Bond, "GoldenEye". Y el domingo nos despedimos. Realmente, me despedí de Lesmes y Rubo. Ellos volvían a Guada, pero yo había planteado el viaje para disfrutar un poco más de la isla.




Callejeando por el viejo San Juan
Posando en plan guaperas

Volley en Condado




Tsunami
El Nazareno y el Pequeño Lesmes





















En el radiotelescopio de Arecibo

Vista desde el Castillo de San Cristóbal
 
El lunes alquilé un coche y me fui bordeando la costa norte, de San Juan hasta Fajardo. Ahí pude disfrutar en kayak de su bahía bioluminiscente, luminiscencia provocada por un microorganismo. La intención fue visitar también el Parque Nacional "El Yunque", pero al igual que había ocurrido cuando quisimos visitar las increibles cuevas de Camuy, la lluvia de esos días había hecho estragos y el parque se encontraba cerrado. Apenas pude disfrutar de un escueto paseo de unos 20 minutos. 

 
Playa en Luquillo


Y es que a veces ocurre esto. Muchas veces anhelas algo con tanta fuerza, que alguna extraña fuerza lo arruina de alguna manera cuando llega el momento de disfrutarlo. Sin embargo hay que aceptarlo como llega. Puerto Rico me dejó un poco de miel en los labios, la suficiente para querer volver. La suficiente para ver que la gente cuando sonríe hace el lugar extraordinario. 

Atardecer en Isla Verde


"...porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro..."


Corazón Coraza de "Don Mario".  Y es que simplemente eres linda.